Quiero saber qué necesita mi alma para vigorizarse sola y coquetear con mis otros yo.
Estoy encontrando en la efímera noche una exótica bienvenida. Raudales resplandecientes de polvos que coronan el cielo lila. Quisiera reencontrarme miserable, pero feliz en la vorágine del tiempo eterno, descansando en la primavera de mi sexo. Largos dedos acarician su espalda mientras una voz desgastada abre un delicioso portal entre las multitudes y distancias de nuestras extremidades.
Quiero conocer al desconocido para abrigar en un abrazo interminable la ternura de mi soledad. Más tiempo recorres afuera de la cama y mi fantasía se acelera. He concluido que si yo te faltara algún día será porque el que no estes ahora podría durar para siempre.
Fantasía, fantasmear, presencia etérea que vibra, cacería, cazar, miradas que rebotan de reojo reflejando partes que apartan y parten el devenir de la vida y muerte de nuestro amor.

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