Abrir, fluir, concentrar y expulsar: Respirar
Es difícil identificarse a uno mismo sin respirar en escena. Nos dicen que estamos cerrados, que no estamos "sacando el texto", que el personaje no esta interiorizado, que no tenemos fuerza energética, que "está bien", pero que no estamos completamente entregados.
Lo cierto es que fuerza HAY y de sobra. Dentro de cada actor que siquiera haya despertado el 50% de su habilidad intuitiva en su labor profesional, hay un universo infinito de posibilidades para sacar, exponer, expulsar y ametrallar con la palabra, con la acción, con un gesto o con una mirada. Pero, entonces ¿qué me pasa? ¿qué es lo que debo hacer? o ¿qué es lo que no estoy haciendo? ¿estoy pensando mucho? ¿estoy proponiendo mucho? .
Son infinitas respuestas a las preguntas anteriores las que nos hacen creer que no tenemos talento porque no podemos estar 100% disponibles en escena. Pero, hay un punto en común entre todas, una llave mágica y secreta que tiene la capacidad de abrir todas las puertas juntas o una por una como un dominó:
LA RESPIRACIÓN.
La que no te abandonaría nunca, si tú la tomaras siempre en cuenta.
Nos dicen en la escuela "respira, respira, respira", pero ¿cuánto de esa sencilla indicación la trasladamos conscientemente a escena (o a nuestra vida)? Hay algunos actores que logran intuitivamente siempre estar en conexión con su cosmos psicofísico e irradiar desde todos lados. Pienso que esta capacidad está relacionada a la historia personal, psicológica y corporal, es decir, a nuestra identidad, nuestra enciclopedia de vida, nuestro viaje a la semilla. En ese sentido, los bloqueos psicofísicos siempre son/serán distintos y particulares en cada alumno/actor. Así pues, hay que aceptar que la escuela de formación es una base común de la técnica, mas no una formación personalizada (he ahí el trabajo personal de autoconocimiento y autopercepción de cada alumno/actor ).
La respiración nos brinda una ventana abierta que nos conecta con algo más tangible que un pensamiento, una indicación o inclusive, una circunstancia dada. La respiración nos conecta concretamente con el cuerpo que habitamos en el presente (y el alma, si nos ponemos holísticos). La respiración nos abre los poros y nos permite vivir, como las plantas. La respiración es una experiencia de la vida cotidiana, y ese es justamente el principal motivo por el cual NOS OLVIDAMOS DE RESPIRAR en escena.
Al trasladar nuestro cuerpo cotidiano al espacio extra-cotidiano adoptamos una postura, una energía, un cuerpo poético; al hacerlo y ganar presencia escénica, a veces sin darnos cuenta nos generamos a nosotros mismos tensiones. Sea cual sea la tensión, así sea física, mental o psicofísica, la manera mas fácil de librarnos de ese bloqueo es respirar.
Todos sabemos que para hacer cualquier cosa en escena, primero tenemos que ensayar, prepararnos, prueba-error, etc.
De la misma manera, para respirar conscientemente en escena hay que respirar conscientemente en nuestro cotidiano, ensayar la respiración.
Practicar la respiración consciente como un hábito diario debe ser un pilar fundamental en la vida de cualquier artista escénico.
¿Maneras de hacerlo?
Desde la meditación mindfulness, yoga, salir a correr todos los días, ponerse una canción y mover el cuerpo, etc. Lo único que importa es hacerlo conscientemente con el principal objetivo de conectar con la respiración.

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