Mi pequeño niño azul.
Hoy lloro y sonrío y comprendo porqué. En el inicio del iceberg está tu imagen solemne y eterna, no como un malestar, sino como lo que me permite visualizar con amabilidad mi océano de incertidumbres benevolentes.
Entregarme por completo al insoportable amor, dejarme caer en tus brazos y confiar en que siempre me vas a acoger significa, para mí, valentía pura.
Es la primera vez que experimento el amor como un espasmo que cala en mis caderas que recuerdan el peso de tu vientre. Es la primera vez que siento que me disuelvo en alguien con miedo, pero por completo. Es la primera vez que acepto la fragilidad de amar a otro en este mundo concreto y asumo esta naturaleza como un desafío sagrado que codicio liderar junto a ti.
Mi pequeño niño azul, te amo tanto que, cuando te siento cerca, la súbita comprensión del infinito se me revela. Te quiero tanto que quiero quererme más para quererte mejor.
Te anhelo tanto que preparo mis gracias juguetonas con anticipación imaginando tu puntiaguda risa explotar mientras los vecinos duermen.
Te quiero intuir en complicidad siempre.
Te quiero seducir con lealtad en la vorágine de todas nuestras eras.

Comments